sábado, 16 de febrero de 2008

Gashetitas con mieeeeeeeeeeel

Ayer estuve de noctámbula hasta las 5 de la mañana. Cuando vives en casa ajena disfrutas más de la soledad de la noche, eso me pasó ayer.

Alrededor de las 11 de la noche me disponía a salir de la computadora y revisar que de bueno encontraba en la televisión y tal vez agarrar sueño, no pude, dí mil vueltas en mi cama, espié a los vecinos que seguían bien despiertos bebiendo, terminé de leer "La insoportable levedad del ser", e intenté miles de métodos para dormir. Imposible.

Descubrí que ya eran casi las 2 de la mañana y que todos dormían a gusto en sus camitas, bajé a la computadora, quise jugar algo y no encontré nada divertido, entré al msn y no había nadie conocido, revisé algunos blogs, en fin, aburrimiento al máximo.

Así que, me puse los audifonos, subí todo el volumen de los parlantes e improvisé un bailecito muy ridículo al ritmo de "The Who", me reí de mi estupidez mientras jadeaba un poco.

Apagué la máquina y se me antojó un cigarrillo, no sabía si sacar uno o no pues pensé que despertaría a todos, pero a estas alturas muchas cosas ya no me interesan, abrí la puerta trasera y me senté en la veredita, y sentí que fue la noche más cálida y placentera de mi vida, las estrellas brillaban en todo su esplendor, estaba todo muy claro y despejado, como antes, en el pasado.

Exactamente a las 4 de la mañana entré nuevamente, me divertía caminar de puntas tratando de hacer el menor ruido con la esperanza de que alguien apareciera y darle el susto de su vida. Como era de esperar no pasó. Me eché unos minutos en el piso de la sala y comencé a sentir como el sueño se apoderaba de mi, era el momento.

Me levanté a las 8 de la mañana más despierta que nunca. Y no sé que sentido tiene contar todo esto, pero fue divertido.

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